¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la crítica!
Alguien me preguntaba ya hace tiempo ¿cómo puedes llamarte escéptico redomado? ¿acaso pides pruebas y evidencias de todo? ¿nunca confías en la gente?. Traté de explicarle en ese momento , pero no hubo tiempo suficiente, así que ahora, liberado un poco de las tareas impuestas por el trabajo fecundo y creador, me dispongo a compartir con la amable y fiel concurrencia lo que pienso al respecto.
Creer o no creer, he ahí el dilema.
Y el dilema, digo yo, es que la creencia puede verse como una Delta de Dirac. La Delta de Dirac tiene un valor infinito cuando x=0, y es cero cuando x es diferente de cero; la creencia es infinita cuando la evidencia es cero, y es cero cuando la evidencia toma algún valor diferente de cero. Lo que traducido al plano y llano español es:
- Cuando la gente no tiene forma de hacerse con evidencias o pruebas de cualquier asunto, recurre a la creencia. Decide creer en sus prejuicios, en sus amigos, en sus maestros, en el gobierno, o en la oposición al gobierno, etc.
- Cuando la gente tiene evidencias, no necesita creer. Cuando se puede ver (ver, o tocar, u oler, etc.) el estado de las cosas, no es necesario que le digan a uno cómo es ese estado. Basta con la propia experiencia.
Pero esta definición es maniquea en extremo. O se cree o no se cree en algo cuando no hay evidencias de ese algo. Y aunque en nuestro léxico existan frases como “Le creo a medias” en realidad, ante la ausencia de evidencias, uno cree o no cree. Pero lo interesante es que no hay forma de medir la creencia, así como no hay forma de medir “el infinito” (valor que toma la Delta de Dirac en el punto x=0). ¿Que hacer cuando no hay evidencias de por medio? Cualquier científico te dirá que ante la ausencia de evidencias no es posible decir nada, o lo que es lo mismo, no es posible creer. Pero cualquier místico te dirá que no es necesaria la evidencia “física” del espíritu para creer en su existencia o en su influencia. Lo interesante es cuando uno no está tratando con conceptos etéreos (como el espíritu, el alma, etc.) o físicos (como el agua, el aire o un pedazo de piedra). Lo verdaderamente interesante es el concepto social de la creencia.
Ciencia, confianza y escepticismo
Uno desea confiar en las personas; no es posible transitar por este mundo social sin que hubiese relaciones basadas en la confianza entre individuos. Esta confianza puede y debe medirse o al menos estimarse en una escala que pudiese fijarse entre el “no confío para nada”, hasta el “confío plenamente”. Y el consejo es en ambos extremos de esta escala mantener una “ventana” de duda por si nuevas evidencias se manifiestan para cambiar o reafirmar ese nivel de confianza.Vista así, la confianza se parece a una función de frecuencia porcentual acumulada, en la que la confianza va del 0 al 100% mediante una curva que semeja una “S” suave y recostada. A diferencia de la creencia (Delta de Dirac) que toma un valor (sí o no), la confianza puede tomar varios valores entre el cero y el uno (100%), sin necesidad de que sea estrictamente cero o uno.
De esta forma cuando alguien nos pregunta cosas como “¿crees en la ciencia?”, la respuesta correcta debiera ser: “No es necesario creer, pero podemos confiar en ella”, y podemos confiar porque sistemáticamente la ciencia proporciona métodos para abordar las preguntas que normalmente nos hacemos sobre la naturaleza, métodos para corregir nuestras reflexiones sobre estas preguntas y métodos para comprobar si nuestras respuestas son apegadas a la realidad.
No es necesario que todos los humanos recorramos todos los caminos de la ciencia para respondernos estas preguntas: algunos nos interesamos en ciertos temas y otros en temas diferentes. Los resultados de la aplicación de la ciencia, bajo estos enfoques diferentes, se divulgan en forma casi continua. Para conocer las respuestas de estos enfoques a las preguntas sobre la naturaleza existen medios de consulta confiables y otros no tan confiables. La confianza en uno de estos medios dependerá de cuantos y quienes revisan lo publicado (el escepticismo de un grupo de científicos siempre es mayor que el de sólo uno), de cuantas veces esa publicación se usa para realizar nuevas búsquedas, de cuantas veces es mencionada la publicación para referir resultados similares pero independientes.
Y en terrenos menos académicos, la confianza nos ayuda a sobrevivir en la vida diaria, para establecer (o rechazar) relaciones con nuestros semejantes, e incluso de graduar el tipo de relación. Y en este terreno también el escepticismo y la voluntad de dudar marcan la diferencia para no tener la necesidad de creer.
Imagen: Ejemplo de que uno no debe confiar al 100% en las instrucciones.
Excelente entrada Keith, no me lo vas a creer pero justo esto estaba debatiendo en un Grupo Magufo por nombre Rafapal.
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¡¡¡ssssshhh!!!… Lo que se dice en rafapal, se queda en rafapal…
¡Cuack!
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Hubiera sido una excelente entrada sino fuera por el matiz homófobo que se percibe cuando hablas de la transexual con la que te cruzaste. El hecho de que no te interesara para una relación amorosa o sexual no es razón para que tengas que evitar a nadie ni para que la llames “afeminado engañador” y muchísimo menos para que encuentres razonable la violencia contra ella. Si en algo no hay que creer es en los prejuicios, especialmente en los propios, que son los que más nos nublan la vista.
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Hola Mart.
Quizás esto de las percepciones sea muy personal. Si percibes que encuentro razonable la violencia, quizá se deba a tu percepción y no a algo que tenga algún soporte. Jamás dije que fuese razonable el uso de la violencia contra esta persona. Lo que encontré razonable fue la observación de las señas de violencia con la explicación del engaño. Y “afeminado” significa “Dicho de un hombre: Que en su persona, modo de hablar, acciones o adornos se parece a las mujeres”. No es nada peyorativo ni homofóbico. Y como engañador es quien engaña, pues tampoco es peyorativo u homofóbico.
Saludos
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Hola Keith.
Tal vez percibí erróneamente. Tus palabras concretas son: “Si eso mismo (abordar a un incauto) había hecho con algún caballero muy seguro de su masculinidad y ese incauto caballero se hubiese dado cuenta del engaño en el peor momento, DE SEGURO HUBIESE SENTIDO el deseo de golpear al afeminado engañador.”
Me gustaría creer que la reacción natural de la mayoría de hombres en esa situación fuese la de resolver la situación sin violencia, y la del que recurre a la golpiza sólo la excepción.
Por otra parte el término “incauto” denota a alguien que va a ser “víctima” de alguien, cuando como mucho la transexual a la que te refieres quisiera simplemente conocerte o en el peor de los casos ofrecerte algún servicio. En ningún caso hacerte daño ni convertirte en víctima de nada.
Respecto a lo de “Afeminado, dicho de un hombre etc.” como tu indicas, no es aplicable a la persona a la que te refieres, ya que no es un hombre de quien hablamos, ni mucho menos de alguien que pretenda engañar, sino todo lo contrario, de alguien que pretende vivir como se siente. Engañaría si fuera vestido de hombre.
De todas formas entiendo que pienses así, porque yo también pensaba así antes. Pero siempre se está a tiempo de conocer, revisar y, si se quiere, cambiar.
Algo más de información al respecto:
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/08/23/noticias/1377274974.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Transfobia
Un saludo y de todas formas enhorabuena por el blog e incluso por la idea principal de este post.
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