Mulet para mi mamá


Reseña de Comer sin miedo, de J.M. Mulet.

muletEn  mi casa es muy común que mi mamá tome vitaminas, algunas tías consumen antioxidantes, y claro, nunca faltan los comentarios negativos a la diabólica comida con «conservadores», de esa que no son más que «puros químicos» y nada natural. Trabajo en una librería y ahí la venta de libros como La enzima prodigiosa, Cerebro de pan o La milagrosa dieta del PH, junto con los recetarios de comida ecológica, dietas milagro y veganismo son algunos de los principales éxitos editoriales. Afuera de la librería, hace no tanto, era común encontrar activistas de Greenpeace buscando adoctrinar, digo, compartir información sobre las actividades de esta ONG, entre ellas, su nociva tecnofobia antitransgénicos (recuerdo que tenían todo un panfleto sobre «la controversia» de esta tecnología, al estilo Atalaya de los testigos de Jehová).

Todas estas «rarezas» solo reflejan un hecho fundamental: la alimentación, un asunto de todos los días, nos preocupa y con mucha razón. Pero esta preocupación razonable es explotada por muchos cínicos en el mercado vendiéndonos humo y  haciendo que muchas personas tomen decisiones irracionales, e incluso peor, peligrosas. Entre todo esta publicidad engañosa, el libro Comer sin miedo del bioquímico J.M. Mulet llega como caído del cielo.

Mulet es de esos pocos científicos que es capaz de transmitir esa fascinación por el conocimiento combinado con el compromiso de ayudar a su sociedad, tanto con sus investigaciones en plantas genéticamente modificadas como en su activa denuncia de la pseudociencia que inunda los medios de comunicación sobre nuestra alimentación. El libro de Mulet posee cuatro virtudes, las cuales no es tan usual encontrar, como a uno le gustaría, en un libro de divulgación:

  1. Es un libro disfrutable a más no poder. La lectura de Comer sin miedo es tan disfrutable que si lo vas leyendo en el camión corres el riesgo de pasarte de la estación. A mí me gusta ir leyendo en los camiones, y aunque nunca me pasé de mi destino (mi trabajo), sí hubo unas dos veces en esta semana en la que crucé calles y llegué a mi trabajo con el libro de Mulet enfrente de mí sin poder soltarlo por no haber acabado el capítulo mientras iba en el camión.
  2. Es un libro que se lee solo. Uno de los objetivos básicos de la divulgación científica es hacer que el lego sea capaz de comprender de ciencia sin confundirse con términos técnicos, ecuaciones, a la vez que el divulgador hace un trabajo riguroso sin torcer la ciencia que trata de divulgar. Mulet lo logra esto con maestría desde su primer capítulo en el que nos introduce sobre la historia y ciencia que hay detrás de la alimentación, la bioquímica de la digestión y cómo la cocina es, en escencia, un laboratorio de química (visto más en profundidad en los capítulos 2 y 4).
  3. Tiene gran relevancia social. La divulgación científica es una sección en librerías en la que puedes encontrar fascinantes libros sobre la teoría de la evolución, los misterios de la mente, los avances de la cosmología, los descubrimientos de fósiles… en fin, encontramos las maravillas de la ciencia básica. Comer sin miedo también nos muestra la pasión de un científico enamorado del conocimiento y la ciencia básica, pero además, tenemos una obra en la que se muestra la influencia (presente y futura) de la ciencia aplicada y la biotecnología. Mulet es un investigador que se ha dedicado a uno de los problemas más importantes en el siglo XXI: nuestra alimentación futura, el mantener correctamente informada a la población de los grandes avances en seguridad y tecnología de los alimentos, y los peligros de los curanderos que nos quieren ver la cara. Mulet es científico, sí, divulgador, también; pero en este libro se vuelve un activista racional preocupado por la sociedad en que vive.
  4. Es muy divertido. Una cosa es que el libro sea elocuente y se lea solo. Otra es que además el autor llegue a manejar el sarcasmo y el buen sentido del humor sin crear caricaturas de la ciencia. Yo te propondría un reto querido lector: si eres capaz de leer un solo capítulo de Comer sin miedo sin reírte en alguno de los comentarios humorísticos de Mulet, denúnciame como un grandísimo mentiroso. Es básicamente imposible no reír con la mezcla de pensamiento crítico y sarcasmo que abunda en cada capítulo.

El manejo de los variados temas que se ven en cada capítulo resulta impecable. Casi se puede imaginar uno estar junto a Mulet mientras te platica sobre el mito de la comida natural o la pseudociencia de la agricultura ecológica, y justo cuando pensabas que lo ibas a pillar con alguna pregunta incómoda, Mulet se adelanta a la respuesta.

Otra de las virtudes de este libro que casi se me olvidaba mencionar, es que, justamente por el manejo excelente de los temas, provoca que uno desee saber más sobre cada uno. Es casi imposible no ponerse a buscar sobre las leyes de la termodinámica para averiguar en qué más influeyen además de nuestro metabolismo; en comenzar a identificar los vendedores de la «comida-bio» o «comida ecológica» para solo levantar una ceja y seguir tu camino; imposible no llenarte de curiosidad sobre lo que tu mamá o tu abuela están haciendo en la cocina. ¡Ellas son prospectos a científicas y sin saberlo!; Me siento entusiasmado con la bibliografía que sugiere el autor, ya que podré buscar más información aún. Vamos, el libro de Mulet hasta te motiva a escribir una reseña.

Si de mí dependiera, le daría este libro a los greenpeaceros de la calle, a mis tías naturabelievers y compañeros de trabajo que recomiendan a los clientes La enzima prodigiosa o La dieta milagrosa del PH (y claro, a los clientes que compran tanta basura en papel). Cada persona que piensa que come natural, que las grandes empresas invierten millones para envenarlo, que las píldoras dietéticas sirven de algo o que cree que Josep Pámies hace algo en favor de alguien más que de sí mismo y de su billetera, debería tener un amigo, un hijo o un hermano que le regalara este libro de Mulet, a ver si todavía su cerebro no se ha secado demasiado. Un beneficio extra que tal vez Mulet no tenía pensado, pero que es resultado de que su libro sea un éxito más allá de España, es que permite que los extranjeros (en este caso a un mexicano) conozcamos un poquito sobre la cultura y la gastronomía española, que resulta ser bastante interesante. Los guisos de la abuela de Mulet son muy distintos de los que hacía la mía.

No amigo lector, no se confunda, el libro de Mulet, a diferencia de lo que ofrecen los vendedores de humo, no es una panacea ni hace milagros. Solo fomenta la eduación científica, lo que es un gran, grandísimo beneficio para esta sociedad. Yo se lo prestaré a mi mamá, a mi papá y tal vez a mis hermanas. Es más, probablemente se los voy acabar leyendo yo en voz alta, junto a una ventana para que los vecinos escuchen algo de ciencia para variar. Ahora solo me resta esperar pacientemente (que no será nada fácil) que el nuevo libro de Mulet, Medicina sin engaños, llegue a México. También tendré que esperar a la próxima Feria Internacional del Libro para conseguir Los productos naturales ¡vaya timo!, librito con el que Mulet comenzó a volverse una estrella de la divulgación hispánica. Creo que podré lograrlo, dado que sigo a Mulet desde su blog.

Y bueno, si mi humilde reseña no le motivó para buscar más información, o mejor, para comprar el libro, está muy bien. No se conforme con una reseña de un estudiante de filosofía amante de la ciencia, mejor vea al propio Mulet en acción haciendo ciencia, haciendo divulgación, y divirtiendo a la vez a todo un auditorio que le admira por su labor científica y social.

 

6 comentarios sobre “Mulet para mi mamá

  1. Gran reseña. Estamos de acuerdo, excepto en un punto: si deja el libro en manos de cualquier seguidor de dietas mágicas o terapias milagrosas, genera más aversión aún hacia la ciencia. Pienso que son irrecuperables a través de influjos externos, Han de reconvertirse por dentro a partir de un análisis introspectivo…
    Al menos, esta es mi experiencia cuando hago divulgación por mi tierra.

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  2. A mí me resultó un libro aburrido, de ínfima calidad literaria y que no aporta ninguna información más allá de la que se puede encontrar en cualquier manual de bioquímica. Sus opiniones y comentarios sobre ciertos temas puede que hagan gracia (a algunos), pero eso no justifica que se edite un libro que científicamente no aporta nada y que no sirve más que para darle estopa a sus obsesiones particulares: Pamies, naturópatas, homeópatas, veganos, ecologistas, etc…, y para satisfacer a sus seguidores cazamagufos y cientificistas de trazo grueso. Lo dicho, un panfleto aburrido y, sobre todo, de nula calidad narrativa. Ni llegué a terminar de leerlo. Será que como soy vegano… 😉

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  3. patetico el libro,,, el tio no es nutricionistas, por otro lado hay cientos de estudios cientificos en pubmed que desmontan todas sus teorias,, por no decir… que la imagen del tio no es la mejor fisicamente para decir que es un tio «sano»,me pregunto si cobrara de la industria alimentaria para decir tanta gilipollez!!! , algo no le funciona a este hombre….

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