Los científicos dedican su vida a descubrir la realidad, rodeados de sus tubos de ensayo, sus cultivos celulares y sus más que útiles animales de experimentación. Sin embargo, a veces hay que traspasar los límites del siempre aséptico mundo del laboratorio, para poder validar esa hipótesis científica en la que se lleva años trabajando, aún a riesgo incluso de la propia vida.
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