Imagina que alguien llegara a tu domicilio y te dijera que tiene un aparato maravilloso que con solo conectarlo a la pared exterior puede detectar cuántas habitaciones tienes, la altura de los techos, de qué están hechos los muebles, si las camas están destendidas, la marca de tu refrigerador, el tamaño de la mesa del comedor, los títulos de los libros que hay en tu recámara, la capacidad del tanque de gas, el grosor de las varillas de la construcción y la marca del cemento que se usó para los pisos, SIN ENTRAR JAMÁS A TU CASA.
¿Le creerías o pensarías que te están tratando de ver la cara?
La ventaja es que tú sabes lo que hay adentro de tu casa y podrías comprobar si el aparato realmente funciona, pero, ¿sabes lo que está pasando dentro de tu cuerpo? ¿Puedes decirme en este momento cuál es tu presión arterial, el nivel de glucosa en tu sangre, la condición de tu tiroides, SIN HACERTE UN ESTUDIO CLÍNICO? No, ¿verdad? No puedes saberlo.
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